El encuentro entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez ha precipitado las opiniones y las opciones que se presentan en el horizonte para formar un nuevo gobierno que desatasque la situación política que vive el país desde las elecciones del 20 de diciembre.
En principio, el cambio de actitud y de todo de Iglesias ha abierto otras alternativas, aunque el propio Sánchez ha reconocido que aún hay dificultades que superar porque el marco de negociación –ha afirmado- es aún de gran complejidad.
En todo caso, para Sánchez el acuerdo ya alcanzado con Ciudadanos se mantendrá, ya que –ha dicho- “soy un hombre de palabra”. Hasta ahora, estaba claro que Podemos tenía la llave de gobernabilidad y la manejaba en negativo, vetando a Ciudadanos y a su líder y obligando a un reparto de carteras que se presentaba inadmisible. Después de la entrevista de hoy entre los líderes del PSOE y de Podemos, la solución empieza a caminar con mayor fluidez que podría acabar cuajando en un gobierno progresista antes del 2 de mayo, como ha dicho el propio Pedro Sánchez durante la rueda de prensa posterior a la entrevista: “hoy estamos más cerca de un gobierno del cambio y más lejos de repetir elecciones”.
Por su parte, el propio Pablo Iglesias que ha dejado en parte asombrados a los periodistas que han acudido a su rueda de prensa, aludía a que en este momento de la negociación “no toca hablar de nombres” sino “de políticas y de programas”, lo que sin duda está es claramente diferente a lo que ofreció la primera vez que propuso una coalición al PSOE cuando repartió cargos y sillones, incluida la vicepresidencia y el control del CNI, del CIS y del BOE, mencionando, entre otras razones, que los socialistas “no eran de fiar”.
Sobre el derecho a decidir y el referéndum en Cataluña, que se presentaba como una condición obligada impuesta por Podemos, la salida que Iglesias ha efectuado a Sánchez y que este ha recibido con buen talante ha sido la de que los líderes del PSC, Iceta, y de En-Comú-Podem, Domenech, trabajen “juntos en una propuesta de consenso”.
En resumen, hay un cambio de talante por parte de Podemos y una buena receptividad por parte del PSOE, lo que implica que ambas formaciones se van a poner a negociar de inmediato. Pablo Iglesias abandona su condición de ser vicepresidente y de que Podemos ocupe varios ministerios en un gobierno de coalición; ha levantado el veto a Ciudadanos, o, como ha dicho textualmente Pedro Sánchez, ‘El señor Iglesias ha dicho sí a entrar en una negociación con el PSOE y Ciudadanos’, y ha renunciado a un referéndum inexcusable de autodeterminación en Cataluña.
Por tanto, el acuerdo comienza ahora con buen píe, falta camino y, sin duda, una difícil negociación, pero al menos hay voluntad de alcanzar un acuerdo que evitaría la repetición de las elecciones en junio. Cabe pensar que en Podemos se imponen las tesis de Errejón, quien significativamente reapareció ayer, a tiempo para estar entre bastidores mientras se producía la reunión clave de hoy.
Restan tres semanas de infarto en las que veremos de todo, pero en las que se puede avanzar. Pedro Sánchez, de momento, no va a sacrificar su valioso pacto con Ciudadanos, que le asegura la centralidad y le convierte en primera fuerza, y ha respondido a la propuesta de un gobierno basado en 161 diputados con la del gobierno de los 199 diputados, que es la suma de PSOE, Podemos y Ciudadanos. Obviamente, un tripartito parece imposible pero no lo es en absoluto un bipartito con el apoyo activo o pasivo de la tercera fuerza.
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