Este abogado del Estado que con 24 años obtuvo la mejor nota del cuerpo, pasó durante años por ser el mayor exponente de hombre de negocios sin barreras y sin respeto a las normas. Se encaramó a la cumbre del sistema financiero para anunciar o, al menos, no evitar el salto a la política, ganándose con inusitada facilidad para alguien tan inteligente la animadversión de todos sus contrincantes, desde el vitriólico mundo de la banca al corrosivo campo de los grandes partidos, lo que él mismo denominó como ‘el sistema’, analizado en otro de los libros de la época “Asalto al poder”. Todo a gran velocidad, desde alcanzar el doctorado honoris causa de la Complutense, en presencia del Monarca, hasta que un rastro interminable de irregularidades dieran con sus huesos en la cárcel.
En prisión entablaría relación con delincuentes comunes a los que deslumbró con facilidad utilizando su inacabable capacidad de seducción, mientras guardaba fuera de España el impresionante patrimonio procedente del expolio de Banesto. También en la cárcel accedió a información sensible de la guerra sucia de las cloacas del Estado.
Hijo de un inspector de aduanas, destacó al estudiar leyes en Deusto donde vendía con rentabilidad de Chicago sus apuntes, valorados sus interpretaciones sensu contrario del Derecho.
Cuando los españoles accedían a la democracia por primera vez, después de 40 años de franquismo, un joven Mario, con 28 años, se convertía en director general adjunto del laboratorio farmacéutico Abelló, dirigido ya entonces por el hijo del fundador.
Sólo unos años después, ya con el primer gobierno socialista, la empresa farmacéutica se vendía por una cantidad de millones que, en aquella época, permitían comprar demasiadas voluntades. La experiencia de la pareja empresarial de moda les lleva a entrar en otra farmacéutica, Antibióticos, que también sería vendida en el gran pelotazo de los ochenta, el golpe que todos los tiburones deseaban. Se cierra el pase a la multinacional italiana Montedison, con importantes ayudas fiscales y políticas, todo demasiado fácil. En total 58.000 millones de pesetas. El salto en el vacío les lleva a Banesto para resistir la primera OPA hostil de la historia financiera de nuestro país- El resto ya es conocido. Ganar a todos en todas las jugadas, incluidos Felipe González y José María Aznar a la vez. Es decir, Mario se pasó de vueltas.
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