Los hábitos de los consumidores están cambiando. Muchos de ellos, según coinciden varios informes, han adquirido cierta conciencia medioambiental. De ahí el crecimiento de los productos ecológicos y del auge del veganismo. Pero esta concienciación se extiende a otros campos, como el mundo de la moda. En el momento en que muchas marcas intentan posicionarse como referentes en la confección de prendas realizadas con productos reciclados, surge la problemática del fast fashion y su insostenibilidad.
El fenómeno del fast fashion ha desarrollado un enorme modelo de negocio basado en la fabricación de prendas muy baratas, confeccionadas en países con bajos costes laborales. De estas fábricas salen productos que resisten pocos usos y con un precio y unas calidades que prácticamente ponen la etiqueta de ‘usar y tirar’ a estas prendas. Este hábito, dice el profesor de innovación en el IE Business School, Enrique Dans, no lo podemos seguir permitiendo.
Una moda nada pasajera
Un reflexivo artículo publicado en la revista Fast Company critica con dureza este modelo. Asegura que las empresas de moda realizan sus proyecciones de ventas con nueve meses de anticipación y que rara vez aciertan. “Cuando las marcas producen miles de looks nuevos cada temporada, el problema de los inventarios de las prendas no vendidas aumenta. El New York Times informa que una planta de energía en Vasteras, la localidad sueca donde surgió H&M, depende en parte de la quema de productos que la compañía no puede vender como fuente de combustible”.
Elizabeth Segran, la autora del reportaje, sostiene que la industria de la moda está contribuyendo a la rápida destrucción de nuestro planeta. «Un informe de Naciones Unidas dice que estamos en camino de aumentar la temperatura mundial en 2,7 grados para 2040, lo que inundará nuestras costas, intensificará las sequías y provocará escasez de alimentos. Activistas, líderes mundiales y el público en general están empezando a darse cuenta de la manera en la que la industria de la moda está acelerando el ritmo del cambio climático». Cada prenda que se manufactura requiere del uso de materias primas y mano de obra, además del transporte para que la ropa sea vista en los escaparates de medio mundo. Esto, obviamente, al igual que cada prenda que se incinera, produce gases de efecto invernadero.
Compromiso con la sostenibilidad (y con la moda)
La responsabilidad sobre el futuro atañe a empresas y consumidores: unos tienen que producir menos; los otros, consumir menos. Afortunadamente, existen empresas textiles que trabajan por dar la vuelta a esta situación, como veremos unas líneas más abajo.
En los últimos años, Segran ha ido informando sobre los cambios que han ido introduciendo las empresas textiles para mitigar su impacto ambiental. Adidas, por ejemplo, está eliminando paulatinamente el plástico virgen de su cadena de suministro. Levi’s trata de reducir el desperdicio de Agua, y Nike camina hacia un modelo de energía 100 % renovable. Sin embargo, la periodista, aunque no desprecia estos esfuerzos, asegura que el mayor problema es que las marcas están produciendo demasiada ropa y están convenciendo a los clientes de que «es normal comprar mucho más de lo que necesitan».
Firmas españolas
Hay empresas que, bien sea por convicción o por ensanchar su mercado abanderando la lucha por el respeto al medio ambiente, fabrican sus prendas con materiales reciclados. En España tenemos a una firma que hace chaquetas con plástico reciclado: Ecoalf. Fundada en 2008 por Javier Goyeneche, esta compañía surgió como respuesta al desperdicio sistemático del actual modelo de consumo. En una entrevista con Icon, Goyeneche aseguró que “el 25 % de lo que se fabrica no se vende. El modelo de diseñar, comprar y tirar ya no se sostiene”. Por ello, Ecoalf recicla café, lana y algodón y recoge del mar botellas de plástico que sus ingenieros convierten en materiales de alta tecnología, que posteriormente se usarán para fabricar, como mínimo, el 80 % de cada prenda.
También se ha sumado al auge de la moda ‘eco’ la histórica compañía riojana de calzado, Victoria. La empresa ha lanzado una línea de zapatillas creada a partir de material reciclado. La firma se ha aliado con GomaVial, un grupo especializado en la fabricación de productos a partir del reciclaje de neumáticos, abarcando todo el proceso de producción, desde la recuperación del neumático hasta la creación del producto final. Victoria, que cumplió cien años de vida en 2015, da su primer paso en este camino hacia la moda sostenible. Las zapatillas No Trace se fabrican mediante el proceso de vulcanizado. Esta técnica consiste en el calentamiento del caucho para que las piezas se unan sin necesidad de utilizar pegamientos ni adherentes químicos. Además, la zona superior de la prenda también está realizada con algodón 100 % orgánico.
Lo que está en juego es algo más que un negocio, es el mundo en que vivimos. En unas pocas décadas el cambio climático habrá dejado la suficiente huella como para que miremos hacia el pasado reprochándonos no haber hecho nada. Y para cambiar el futuro es necesario que todos, tanto empresas como individuos y Gobiernos, se empeñen en hacer algo y sean responsables. Es el único camino.