Boris Johnson ha arrasado en las elecciones de Reino Unido, pasando por encima a la izquierda de Jeremy Corbyn. Los conservadores han obtenido 364 escaños, por encima de los 326 que marcan la mayoría y 46 más que en los pasados comicios. Los laboristas, por su parte, han perdido 60 asientos y se quedan tan sólo con 202.
Las encuestas de los días previos daban ganador a Johnson y auguraban un repunte de un Corbyn que había virado su discurso un poco más hacia la izquierda, aunque lastrado por su falta de popularidad. Esta ha sido la estrategia del que ya no será el próximo candidato del Partido Laborista, aunque por ahora continuará al frente de la formación. “Debatiré con nuestro partido para asegurar que hay un proceso de reflexión sobre este resultado y sobre las políticas que adoptará el partido y lo lideraré durante ese proceso”, ha explicado.
Son 158 escaños de diferencia entre laboristas y conservadores, una debacle, que, además de abrir la puerta a la consumación del Brexit gracias a la holgada victoria de Johnson, abre en canal a la izquierda británica, que debe buscar inmediatamente un nuevo rumbo, un nuevo líder y revisar sus postulados. Sin embargo, Corbyn, a escasas horas de que se hubiese consumado la tragedia, ha achacado el decepcionante resultado electoral a la polarización social que ha provocado la salida de Reino Unido de la Unión Europea. En cambio, sostiene que las políticas sociales que ha propuesto el Labour durante la campaña han sido “excepcionalmente populares”, según recoge La Vanguardia.
La izquierda británica, como Corbyn, está hundida
Hay que remontarse hasta 1983 para encontrar unos resultados tan sumamente malos del Partido Laborista. Michael Foot obtuvo aquel año 209 escaños, todavía siete más que Jeremy Corbyn. En 1935 —atención a la fecha— fue aún peor: Clement Attlee obtuvo 154 asientos (en las dos elecciones siguientes salió como vencedor al conseguir 393 escaños en 1945 y 315 en 1950). No hay que olvidar otro dato que pesa en el currículum de Corbyn: con él al frente, el laborismo obtuvo solo 10 asientos en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, la peor cifra desde los 13 de Gordon Brown.
Algunos diputados laboristas han pedido, tras conocer los datos, la dimisión de Corbyn. “He perdido, ya no soy una diputada, esto es un desastre. Jeremy Corbyn debe dimitir ahora”, ha dicho la laborista Ruth Smeeth tras perder su escaño en la demarcación inglesa de Stoke-on-Trent Norte.
“Jeremy Corbyn should announce that he’s resigning.”
Labour’s @RuthSmeeth says it’s been an “appalling, heartbreaking night” for Labour and the party has “huge, huge questions to answer”.
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— Sky News (@SkyNews) December 13, 2019
La formación de izquierda ha perdido poder en varios fortines tradicionales, tanto en el norte como en el centro de Inglaterra, zonas que, en general, respaldan la salida de la Unión Europea. Como explica El País, algunos casos destacados son “Workington, donde el laborismo tenía un diputado desde 1918, o Blyth Valley, una circunscripción dominada por este partido desde 1950. Simbólica ha sido la pérdida de Sedgefiel, el antiguo escaño de Tony Blair”.
Se abre un espacio de reflexión en el seno del Partido Laborista. Lo primero que debe hacer el laborismo británico es conseguir un nuevo liderazgo, definir sus posturas y ver dónde ha estado el problema, si bien en la postura ambigua respecto al Brexit, en el giro a la izquierda o en las acusaciones de antisemitismo contra el partido y la falta de reacción del líder. Los laboristas van a pasar más de una década lejos del poder. Tiempo más que suficiente para reflexionar.
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