El vehículo autónomo ha cambiado algo más que la forma en la que conducimos. Las consecuencias de su implantación afectan directamente a la economía, el territorio y la sociedad. Muchos de los cambios aún están por llegar, pero hay que estar preparados, principalmente para aprovechar las oportunidades.
Los vehículos autónomos se caracterizan por su capacidad para desplazarse de manera independiente. Esto ha sido posible debido al desarrollo de nuevas tecnologías y a la mejora de otras. Herramientas como el láser, el radar, el GPS y la visión artificial permiten a los coches percibir su entorno y tomar decisiones en consecuencia. Estos avances provocarán la desaparición de algunas limitaciones de movilidad por dificultades para conducir físicas o de edad. También se producirán numerosos cambios en el transporte y la movilidad. Sin embargo, tal y como explica el documento de la Fundación Caminos, “la revolución no está tanto en el desarrollo tecnológico en sí, como en sus implicaciones en el modo en que la sociedad y las personas se organizan, se relacionan y entienden su vida”.
Cambios en el transporte público
La irrupción del vehículo autónomo modificará muchos aspectos de nuestra vida. Quizá uno de especial relevancia sea el del impacto en el sector público. La Fundación Caminos explica que “cuando los altos niveles de automatización estén disponibles a costes razonables, aparecerá el concepto de taxi autónomo, que será un híbrido entre el transporte privado y el transporte público. Pero hay dos aspectos que van a influir de manera determinante en la competencia entre ambos: a) las personas que no conducen van a tener un acceso mucho más sencillo a un vehículo y b) el vehículo particular se va a hacer mucho más económico que ahora”.
Aquí puede ver el documento completo:
Nueva Movilidad ThinkHub by Analytiks on Scribd
Comentarios