Están en los escaparates de las tiendas más deseadas de medio mundo. Atraen por sí mismos y aunque su precio es prohibitivo, todo el mundo quiere uno en su muñeca, incluso más de uno en días sucesivos.
A pesar la invasión digital y de la competencia relacionada con internet, los relojes de lujo centran la atención de una gran industria que mueve millones. Las principales marcas ofrecen sus mejores productos y el marketing más depurado y agresivo para llegar a los bolsillos más poderosos.
Ya hemos pasado de la frase “un reloj es para toda la vida” para llegar a “relojes no solo para dar la hora”, se han convertido en un signo de distinción a pesar el triunfo del casual. No importa, conviven con vaqueros y con el traje más exclusivo. En efecto, son algo más que dar la hora.
Comentarios