Tres meses después de que el partido Ley y Justicia (PiS, en sus siglas en polaco), liderado por Jaroslaw Kaczynski, ganase las elecciones con mayoría absoluta en Polonia, la Comisión ha abierto un procedimiento por “amenazas sistémicas” al estado de derecho, un mecanismo creado en 2014 y que se estrena en esta ocasión. El desencadenante ha sido la decisión de Varsovia de reformar a toda prisa el Tribunal Constitucional para elevar el umbral de voto sobre la inconstitucionalidad de una ley y las maniobras efectuadas por el equipo de gobierno entrante para evitar el nombramiento de magistrados designados por el Ejecutivo anterior y sustituirlos por jueces próximos al gobierno actual. El gobierno polaco ha legislado también para designar libremente los directivos de la radiotelevisión pública, decisión duramente criticada por el Consejo de Europa y la asociación de televisiones públicas europeas (Eurovisión)”. Además, Varsovia está vulnerando las normas establecidas sobre inmigración, mantiene relaciones con Rusia sin considerar las sanciones impuestas por la invasión de Ucrania, etc.
Algunos países del Este salidos hace poco de la dictadura tienen una idea sui generis de la democracia, cuyos márgenes de discrecionalidad ofrecen pocas dudas. Y Europa no puede hacer concesiones en la materia. La reprobación de un país requiere unanimidad, y no será fácil conseguirla en este caso, pero al menos es conveniente que los polacos visibilicen la crítica indignada del resto del continente a sus nuevas autoridades.
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