Ante las dificultades del momento, tal vez se podría intentar una reunión a cuatro, Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera, los líderes de las formaciones que más votos sacaron en las elecciones del 20D. Estaríamos hablando de la mayoría de la Cámara, un total de 323 escaños del Congreso de los Diputados, más que suficiente para gobernar y tomar las decisiones fundamentales de las grandes reformas. Es verdad, como todo el mundo sabe, que el agua y el aceite no se mezclan, pero en ocasiones es necesario llegar a acuerdos de gran envergadura, en mayor medida cuando los retos son de tanto calado.

Si, como se afirma, es preciso reformar la Constitución, estaríamos hablando de un nuevo pacto duradero y de gran alcance. Es decir, una legislatura corta para consolidar la recuperación y, a la vez, realizar las políticas sociales que demandan las nuevas fuerzas que han llegado al Parlamento.

Será dificil, pero en política no hay nada imposible. Todos los protagonistas de la Transición tienen en su retina recuerdos de grandes esfuerzos en favor del consenso para hacer posible la convivencia, lo que en aquellos años apasionantes se denominó la concordia.

No pasa nada por pedir una reunión entre estos cuatro líderes que tanto dicen trabajar por España. Pues si es así, que lo demuestren, que al menos se den la mano y colaboren en un esfuerzo común, por muy alejados que puedan estar en sus posiciones ideológicas y en sus estrategias de partido. Por una vez, pueden dejar a un lado sus ambiciones y sus odios para, por encima de todo, trabajar en favor de los ciudadanos.

No es mucho pedir que haya voluntad de acordar lo fundamental, la reforma constitucional, la solución para Cataluña y un presupuesto creíble en Europa y asumible para los que más han padecido los efectos de la crisis.

Ahora se preguntará por el nombre del presidente del Gobierno que salga de ese hipotético acuerdo a cuatro. La solución en próximas entregas. Primero que se reúnan, después daremos más ideas, pero tampoco son tan dificiles de imaginar.