Desde su inauguración en agosto de 2020, el Teléfono de Prevención del Suicidio de Barcelona, un servicio gratuito y operativo las 24 horas del día, ha atendido más de 20.000 llamadas. Más de la mitad han sido realizadas por mujeres, según los datos compartidos este lunes por el Ayuntamiento de la capital catalana. Estas cifras ponen de relieve la necesidad urgente de recursos para abordar el malestar emocional y romper el estigma en torno a la salud mental.
Marta Villanueva, concejala de Salud, Personas con Discapacidad y Estrategia contra la Soledad, destacó la relevancia de este servicio durante un balance presentado a los medios. «Esta herramienta nos ha permitido conocer mejor el alcance de una problemática que durante mucho tiempo se ha mantenido en silencio», afirmó. Además, subrayó que la salud mental es una prioridad para el gobierno municipal y un eje clave en sus políticas.
Una herramienta que salva vidas
Desde su puesta en marcha, el servicio, impulsado en colaboración con la Fundación Ayuda y Esperanza, ha evitado más de 270 situaciones de riesgo inminente o suicidios en curso. El protocolo incluye una evaluación del nivel de riesgo, un acompañamiento emocional respetuoso y, en casos extremos, la activación de los servicios de emergencia.
El director técnico de la fundación, Sergi García, añadió que, para llegar a un público más joven, en 2022 se lanzó un chat de WhatsApp complementario al servicio telefónico. Desde entonces, este canal ha recibido más de 10.000 mensajes, principalmente de personas jóvenes que encuentran en la mensajería instantánea un medio más cómodo para comunicarse.
Un compromiso constante
El teléfono (900 925 555) y el chat funcionan los 365 días del año, gracias a la labor de voluntarios capacitados y supervisados por expertos en salud mental. «El acompañamiento emocional y la escucha activa son pilares fundamentales de este servicio», explicó García.
Con un balance que refleja tanto la magnitud del problema como la eficacia del servicio, las autoridades locales apelan a la sociedad para seguir rompiendo tabúes. Hablar de salud mental y pedir ayuda son pasos esenciales para prevenir tragedias y construir una comunidad más empática y solidaria.