El Parlamento británico está considerando un proyecto de ley que propone prohibir el uso de smartphones en las escuelas y elevar de 13 a 16 años la edad mínima para que los menores puedan consentir el uso de sus datos por parte de redes sociales. La iniciativa, presentada por el diputado Josh MacAllister, surge en respuesta a las crecientes preocupaciones sobre los efectos negativos de los smartphones en la salud mental de los jóvenes.
Grupos como Smartphone Free Childhood y estudios recientes respaldan la idea de limitar el acceso a los teléfonos móviles, argumentando que mejoraría la concentración y reduciría problemas como el acoso escolar. Sin embargo, expertos como la profesora Sonia Livingstone advierten que las prohibiciones no son una solución universal y que es necesario un enfoque más amplio que involucre la educación tecnológica y un diseño más responsable de las plataformas digitales.
El proyecto será debatido en marzo de 2025, mientras que la polémica sobre el impacto de la tecnología en la infancia sigue abierta.