El turismo espacial, actualmente un lujo reservado a multimillonarios, sigue ganando impulso con proyectos que buscan hacerlo más accesible en el futuro. Dos de los primeros viajeros espaciales privados fueron Jeff Bezos, fundador de Amazon, y Richard Branson, de Virgin Group, quienes ya cumplieron exitosamente sus misiones a bordo de las naves New Shepard y Unity 22, respectivamente. Aunque el costo de una vacación en el espacio ronda los 10.000 euros, la compañía estadounidense Vast pretende democratizar el acceso a la órbita terrestre baja (LEO) con el lanzamiento de la primera estación espacial comercial, Haven-1.
La estación Haven-1 prioriza tanto la funcionalidad para la investigación y el desarrollo en microgravedad como el diseño acogedor y centrado en la comodidad humana. El concepto, que también impulsa Vast, tiene como objetivo equilibrar la tecnología avanzada con la experiencia del usuario, incluyendo un entorno cálido y una gran ventana central desde donde los tripulantes podrán observar la Tierra.
En su interior, Haven-1 ofrece un diseño pensado para el bienestar de la tripulación. Incluye cuatro cabinas privadas, un espacio común con una amplia ventana de observación y el primer laboratorio comercial en microgravedad, llamado Haven-1, para facilitar investigaciones avanzadas. Además, los astronautas contarán con áreas para relajarse, hacer ejercicio y comunicarse con sus seres queridos.
El lanzamiento de Haven-1 está programado para 2025 y representa un hito en la creación de un entorno habitable y funcional en el espacio, abriendo la puerta a misiones más largas y accesibles.